SANTO DOMINGO. El comportamiento ético sexual del clero es una de las mayores tensiones y ansiedades de la iglesia a nivel universal, del que no escapa la República Dominicana, donde ocho eclesiásticos tienen asuntos pendientes con la Justicia por delitos de ese género.
La revelación la hace el sacerdote jesuita Antonio Lluberes, en su artículo “Iglesia dominicana, hechos, retos y críticas”, publicado en la edición de abril de la revista de pensamiento cristiano “Raíces”, donde sostiene que los escándalos se escenifican en casi todos los niveles de la iglesia, jerarquía y laicos, sacerdotes seculares y religiosos, al punto de que El Vaticano ha tenido que determina una “tolerancia cero” para esos casos.
Precisa que el caso más escandaloso en el país ha sido el del nuncio apostólico Jozef Wesolowski, pero en números generales, hay ocho con asuntos pendientes con la Justicia.
Tomando la palabra del arzobispo de Santiago, Freddy Bretón, dice Lluberes que la jerarquía está consciente de que esos hechos afectan la imagen de la iglesia y lo lamenta, pero “un segmento de la población se fija y deleita más en eso, que en el sacrificio y entrega que predomina en la mayoría de los sacerdotes”.
Aunque no cita los casos, entre los religiosos envueltos en escándalos se encuentran: el sacerdote Elvin Taveras Durán, acusado de la muerte de Fernely Carrión, a quien también habría violado sexualmente. El 12 de diciembre pasado, el sacerdote Miguel Florizán Ulloa, fue acusado de abusar sexualmente de un niño en un colegio, tendrá que presentarse periódicamente y además se le impuso orden de alejamiento.
Lluberes asegura que los éxitos y progresos de la iglesia han estado mermados por cuatro problemas o dificultades de tipo social y religioso que se deben tener presentes: las vocaciones, el comportamiento del clero, una mayor calificación del creyente y el cumplimiento en la ejecución de los planes pastorales.
Destacó que en las décadas de 1980 y 1990 hubo un crecimiento de las vocaciones sacerdotales, las que hoy día han disminuido.
“No obstante, el crecimiento de la iglesia, en los últimos años se observa una disminución vocacional, notable en la vida religiosa femenina, y a tener presente en la masculina y en el clero secular”, apuntó.
Asimismo, indicó que la presencia de la iglesia en la sociedad dominicana debe buscar una mayor calificación del creyente.
“Para que este sepa dar más razón de su fe ante una sociedad que lo cuestiona en temas de ética sexual, social y económica, lo reta por la polémica y difusión de otros credos cristianos y ya no cristianos, y le demanda una presencia en cuanto cristiano en la sociedad”, afirma.
Sostiene que hay diversos centros y planes de formación social y teológica, pero que aun así el cuestionamiento de la ética de la vida sexual y de lo socioeconómico religioso crece.
Considera que “abocados, más tarde o temprano, a una reforma constitucional y del concordato, debemos estar preparados no solo para defender, sino para proponer”.
El sacerdote Lluberes establece que la sociedad y la iglesia han tenido una vinculación, una relación pacífica y de recíproca cooperación, desde sus orígenes hasta hoy día, aunque en algunos momentos haya habido distanciamientos.
“Con seguridad podría afirmar que la iglesia ha desplegado una notable cooperación en la conformación de la identidad nacional y en la formación de la nación dominicana”, apuntó.
Consideró que la iglesia ha crecido y se ha hecho más presente en la vida del ciudadano. Citó el episcopado de Nicolás López Rodríguez (1981-2016) donde la iglesia creció en personal, parroquias e instituciones y se crearon tres diócesis.
Las propuestas pastorales iniciadas en años anteriores y otras nuevas como la Hermandad de Emaús, se han afianzado en los templos con presencia masiva.
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