SAN CRISTÓBAL. A la casa de la familia de Daurin Muñoz Martínez, el raso de la Policía Nacional que evidenció en un video en las redes sociales las penurias que se viven con el “salario cebolla” que ganan los agentes, se llega por una calle estrecha, sin aceras.
La vivienda está ubicada en el sector Sabana Toro, San Cristóbal, caracterizado por viviendas humildes, cuadro común entre los policías, que en su mayoría viven en barrios deprimidos del país.
En la casa del joven se siente el nerviosismo. “Mi hijo no es un delincuente, no ha robado ni matado, así que no me le pueden hacer nada”, expresa con angustia María Martínez, madre de Daurin y de otros cinco hijos que procreó con Héctor Muñoz, un ex policía y militar pensionado por el Ejército.
La pensión de Muñoz, por 20 años de servicio, es de unos RD$7,000, similar a los RD$7,240 que, según la Contraloría General de la República, se paga a su hijo en la Policía.
Daurin, de 28 años, ingresó a la organización en enero del 2007, y en noviembre de ese mismo año salió para iniciar estudios universitarios. Se graduó de comunicación social en la Universidad OyM, hizo cursos técnicos en otras áreas y hace unos cuatro meses retornó a la Policía con la esperanza de poner en práctica sus conocimientos.
Hizo diligencias para ir al Departamento de Prensa, pero no resultaron, así que quedó de puesto en la Fiscalía del Distrito, a cargo de un fiscal adjunto.
En el video que colgó en las redes, Daurin detalla que con su sueldo tiene que pagar RD$3,000 de alquiler de la habitación donde vive; RD$1,100 para leche y otros RD$600 de colegio, para su niño de 2 años.
Su madre afirma que constantemente tiene que buscarle dinero para pasaje. Cuenta que hace apenas un mes que Daurin tuvo que pedir a una de sus hermanas que le diera dinero para comprar la leche del niño.
“Yo no sabía que el video iba a ser viral. Nadie me mandó, sino que es fruto de la misma necesidad que pasamos los policías”, narra, pero su madre lo interrumpe para que no hable. Aunque no duerme desde el viernes cuando a su hijo lo detuvieron, prefiere responder ella cualquier pregunta, pero con temor.
Entre los vecinos de Daurin, que lo definen como un joven bueno y amigable, su actuación fue correcta. “Eso estuvo bien por él. Todo lo que dijo es cierto”, comenta Julián Pinales, uno de los vecinos. Los que prefirieron no comentar, tal vez por temor o desinterés, fueron los propios agentes. Varios consultados dijeron que no habían visto el video, aunque sí sabían de él. Ayer, el vocero de la Policía Nacional, general Máximo Báez Aybar, explicó que el caso está bajo investigación de la Inspectoría General de la Institución, y que el joven sólo fue interrogado, no detenido.
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